LA OVEJA NEGRA DE LA GUARDIA CIVIL ESTA EN BARAJAS
Desde hace un tiempo me veo en la necesidad de viajar, casi siempre por vía aérea, desde Vigo hasta Madrid, donde acudo cada 40 días, dada la ineficacia del sistema sanitario público que padecemos, a la Clínica López Ibor, para tratar una depresión que ya creo superada, pero que necesita la consolidación pertinente para que no se repita.
Yo, como se puede comprobar, soy un tipo pacífico, tolerante, con cierta educación y muy respetuoso con todo el mundo. Les aseguro que no soy ningún follonero, alborotador, maleante indeseable, y, ni mucho menos, soy un terrorista. Eso sí, ejerzo de CIUDADANO allí donde estoy y en todo momento. Pero no he sido tratado como tal el pasado día 7 de Enero de 2010 en la terminal T2 del aeropuerto de Madrid-Barajas poco antes del embarque, sobre las 15,30 horas, por parte de un individuo vestido de uniforme verde oscuro, que “parecía” un guardia civil (sí con minúsculas). Digo esto porque de profesional nada de nada.
Durante una hora, más o menos, este sujeto estuvo abusando del que subscribe de una manera increíble con unos humos, y una prepotencia y desprecio impropias de un servidor del orden público, sin percatarse de que es el propio ciudadano el que le da de comer.
Se trata, me imagino, de un principiante cuyo código de identificación es Y85891F. Este individuo, sin aptitud profesional alguna y con un abuso de autoridad asombroso, me faltó al respeto sistemáticamente, por un asunto sin importancia, creo yo, que voy a comentar brevemente.
Por prescripción facultativa debo beber del orden de litro y medio de agua al día. Y este hecho es el quid del atropello, ya que en mi bolsa de mano llevaba medio litro, aproximadamente de agua.
Cuando salí de Vigo, en el mismo aeropuerto, descubrieron el hecho al pasar por el filtro de control. Me pidieron explicaciones y, comprendiéndolas, inteligentemente, me dejaron pasar sin más problema.
No sucedió lo mismo en el regreso. En Barajas, al pasar por el filtro, el controlador, muy profesional, muy atento y extraordinariamente amable me advirtió que tenía dos opciones: Tirar la botella de agua o dar marcha atrás y
beber parte de su contenido hasta dejar sólo unos 100 ml como máximo. Y esto último fue lo que hice, dejando apróximadamente una cantidad muy inferior, tal vez medio vaso de agua.
Paso de nuevo por el filtro donde esta vez otro controlador, menos profesional e inteligente que el primero, llama, sin más, a un guardia civil el cual sin mediar palabra y con muy malos modos, incluso violentamente, me coge la botella de mi bolsa y la tira en un contenedor.
Y ahí empieza mi crucifixión. Al pedirle explicaciones el tipo se mal entona y ejerce de dictador, con una mala educación execrable.
Con expresiones como “CALLESE O LO DETENGO” “AQUÍ MANDO YO”, “¿ES VD. UN CHULO?” “ME ESTA INSULTANDO” (si lo hubiese hecho, insultarle, tengo claro que dormiría en la cárcel de la capital, pero al preguntarle por el insulto propelido se negó a contestarme, ¡curioso, ¿verdad?!).
Si su aptitud fue nula, su actitud fue todavía más demencial. Lo que está clarísimo, para empezar, es que ambas son impropias de un servidor del orden público que, lo primero que debe mostrar es la tranquilidad suficiente, como cualquier profesional, para desarrollar su labor y entender que las reglas hay que aplicarlas, por lo menos, con sentido común. Sin actitud ni aptitud y un sospechoso nerviosismo ese individuo perdió todos los papeles, si es que tenía alguno y estaba incapacitado, fuera de sí, para actuar coherentemente y, en consecuencia, cometió, con el que subscribe, error tras error, vejación tras vejación, despropósito tras despropósito. Un espectáculo propio del mismísimo Pajares en sus buenos tiempos.
Pero lo más grave es que al confundirme con un terrorista, después de comprobar telefónicamente mi identidad, no rectifica. Faltaba más. “Aquí sigo mandando yo”, “¿eres médico?” te vas a enterar”, “eres gallego, ¿verdad?”. Y siguió con sus caprichos pueriles.”Desnúdese”. Me desnudé, fui registrado y casi apaleado. Sólo faltó que me apuntase con su arma actuando con una prepotencia propia de otras épocas que todos queremos olvidar pero con sujetos como estos será imposible.
Entiéndaseme bien. Yo no culpo ni a su jefe ni a nadie más que a él.
Eso sí, yo creo expresarme siempre con claridad meridiana SEA QUIEN SEA mi interlocutor y distingo perfectamente el calificativo del insulto. Ese sujeto, además de autoritario, soberbio y torpe no puede realizar un trabajo para el que no está preparado. Por supuesto, es mi opinión y así la expreso para que se conozca y se investiguen este tipo de abusos.
Ni yo ni nadie está en posesión de la verdad absoluta. Incluso puedo reconocer mis errores. Sin ningún problema pero lo que no puedo permitir es este desproporcionado comportamiento puntual de sujetos como el aludido al que incluso puedo perdonar semejante ultraje. Él es quien debe tomar la iniciativa si es que quiere y sabe. Lo dudo mucho pero aquí estoy para aclarar todo este lamentable y vergonzoso atropello, sin consecuencias físicas pero sí morales. ¿Es que en España todo funciona mal? En teoría estamos en el sur de Europa. Digo sólo en teoría. En realidad este país pertenece, de momento, de hecho, al África Septentrional. ¡Qué pena y qué vergüenza!
Como es natural denuncio lo ocurrido por todos los medios a mi alcance: internet y medios de comunicación de Madrid y Vigo.
Este derecho me parece que no le sienta bien al aludido y como seguramente este sujeto sabe leer y se ha visto retratado en internet (wwwvigoopina.blogspot.com) o en alguna sección de Cartas al Director de los medios de Madrid y en represalia me ha denunciado ante el Juzgado de Instrucción nº 36 de la Capital. Dice que cuenta con muchos testigos. Yo no pienso denunciarlo, de momento, porque sería ponerme a su altura, justo la rasante de cualquier pista de aterrizaje/despegue del aeropuerto de Madrid-Barajas. Pienso asistir al juicio de faltas Nº 133/10 previsto para el próximo 21 de Abril a las 12 horas en dicho Juzgado.
Le recomiendo, porque yo no soy vengativo, que se ate bien los machos, él y sus testigos, porque pienso tomar nota de todas y cada una de las falsedades en las que caigan y entonces, si es así, sí que tomaré cartas en este asunto y ya veremos quién ríe el último.
Puede ser que me fusile él mismo antes o después. Sería la única manera de que me callase. Así que tomad nota. Yo supongo que ese “juicio” será una encerrona pero cuento con todo el poder de la verdad y un juez independiente, si es que existen, se dará cuenta al momento de quién es el mentiroso y quién dice la verdad. Sencillamente, porque se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.
Vigo, 30 de Marzo de 2010
Fdo: José Miguel Pérez Seijo
domingo, 4 de abril de 2010
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