En Hacienda, o si se prefiere en la delegación de la agencia
estatal de la administración tributaria, además de una delegada que nunca está,
jefecillos varios que no dan un palo al agua y algún que otro funcionario
realmente profesional hay un MATÓN al que
le importa un comino comportarse como tal en plena mañana, a la vista de
TODO EL MUNDO, abusando de los contribuyentes, maltratándolos y ofreciendo al
que esto escribe OSTIAS GRATUITAS por recriminarle sus modales barriobajeros
impropios del que allí está para ayudar
al que lo necesita.
El pasado día 8 de mayo me presento en la AEAT de Vigo, calle
Lalín, 2 para validar la declaración de la renta de mi señora madre. Al
terminar dicha gestión, en la planta baja del edificio, estuve esperando una
media hora para consultar unas dudas en información tributaria. Me siento
tranquilamente, porque el asunto va para largo, como siempre, y observo a una
pareja de ancianos, el invidente y ella con una profunda inquietud y con lágrimas en los ojos. Entonces decido preguntarle a la señora el
motivo de su desasosiego y si podría hacer algo para que se calmase.
“Ese can rabioso que está no mostrador non quere
atendermos e ademáis nos tratou coma unha zapatilla”. La anciana se estaba
refiriendo a un presunto funcionario que
a esa hora, sobre las 9,20 h, ejercía como guía en el mostrador de recepción, en la planta baja.
Los dos ancianos estaban allí para conseguir una cita y poder
hacer su declaración y se quejaban, además del trato recibido, por quien está
allí para ayudarles (NO PARA MALTRATARLES)
porque después de días intentando llamar al teléfono MÁGICO de citas 901223344 ( la anciana se lo sabía de memoria) “non hai
maneira de que che contesten porque comunica constantemente”. “Eu xa non sei
que facer”.
Tranquilizo a la señora y le aseguro que no se preocupen
porque su problema tiene solución. Entonces
me dirijo al funcionario en cuestión, le pido una hoja de reclamaciones y las
explicaciones pertinentes respecto al comportamiento mostrado con la pareja de ancianos..” Y, a Vd. ¿qué le
importa”? Me espeta, con muy malos modales. ”Lárguese de aquí o le doy un par
de OSTIAS”. Comprendo enseguida que se trata de un demente que no tiene ni educación ni le han enseñado la
manera de tratar a la gente con el más
mínimo respeto.
Interviene
entonces el guardia de seguridad que con un comportamiento exquisito lo aparta
del lugar y se lo lleva para el interior, recriminándole su actitud.
Entonces, después del jaleo inicial, aparece una señora que
no se identifica y me pregunta qué ha pasado. Le pregunto si trabaja en la casa. Me pide tranquilidad y me dice que el presunto
matón se llama Diego Justo Casalderrey. Mentira, pues, posteriormente averiguo
que ese es el nombre del vigilante de seguridad, que me asegura que tienen que
darme el nombre del “funcionario”.
Pues NADIE SE MOJA y
el repartidor de ostias sale INDEMNE de
su osadía con la colaboración general. INCREÍBLE PERO CIERTO.
Minutos después me llega mi turno y le solicito a la guapa
funcionaria que me atiende que le solucione el problema a la pareja de ancianos
a lo que accede rápidamente. Les pide sus DNI y en 5 minutos les da la cita que
querían. Y, problema resuelto.
Pero hete aquí que el iluminado repartidor de OSTIAS regresa, de nuevo, a mi presencia. Intenta
agredirme y con espuma en la boca me asegura: “cuando te vea por la calle te
reviento la cabeza”. Y, ¿por qué no lo
haces ahora, cobarde? Yo no pienso mover un dedo y lo verá todo el mundo, le digo.
Vuelve a intervenir el guardia de seguridad para ponerlo en
cuarentena definitiva ….. por si la anciana tenía razón, al calificarlo de can
rabioso.
Presento la correspondiente queja ante el jefecillo de turno,
un tal Eduardo Rodríguez Regueiro, QUE SE NIEGA A IDENTIFICAR AL PRESUNTO MATÓN
a pesar de ser su jefe directo.
Subo hasta la segunda planta para hacerlo ante su jefa, la
Delegada Olga Bobadilla Pérez (creo recordar). “NO ESTÁ” me dicen, como
siempre…
De este bochornoso espectáculo circense sólo se salva la
funcionaria que resolvió el problema a la pareja de ancianos (Ángela, creo que
se llama) y el vigilante de seguridad que actuó con gran profesionalidad en
todo momento evitando que un incidente lamentable se convirtiese en algo mucho
más grave.
Me voy a la comisaría de policía en cuyas dependencias (VIGO- TRAVIESAS) presento la correspondiente denuncia por
amenazas e intento de agresión de un sujeto cuya filiación NADIE HA QUERIDO
DESCUBRIR. Atestado nº 6373/12.
Así que ya se sabe, OJO que la RABIA NO es una enfermedad erradicada entre los
seres humanos y que puede propagarse por TODAS las dependencias de la agencia
estatal de la administración tributaria de Vigo con la anuencia de incompetentes
como el tal Eduardito Rodríguez Regueiro y la Delegada, Olguita Bobadilla
Pérez, que nunca da la cara, supongo yo
porque ni sabe, ni pronuncia ni tiene
1mg de vergüenza profesional. Me gustaría verle los enchufes a ambos SINVERGÜENZAS.
Estos dos IRRESPONSABLES, Eduardo Rodríguez Regueiro y Olga
Bobadilla Pérez, deberían estar en las listas del INEM buscando otro trabajo
para el que tengan un mínimo de aptitud, lo mismo que el MATÓN “que tienen a su
servicio”.
Y así nos va. Como diría la anciana “de jefes y mulos cuanto
más lejos más seguros”.
PD: A día de hoy, 4 de Junio, de las reclamaciones presentadas
en Hacienda, NO SE ABSOLUTAMENTE NADA. Y del ATESTADO, idem. Sospechoso.
Y… faltaba más NI UNA SOLA DISCULPA de quienes están en sus sarcófagos como auténticas
MOMIAS.
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