miércoles, 12 de febrero de 2014

Cristina, la irreal


Me pregunto ¿de qué se reiría la tonta Cristina antes de entrar y después de salir del juzgado de Palma de Mallorca? Su comportamiento ha sido realmente patético e indigno.

Cuando alguien es inocente de algo tan grave como lo que se le imputa y nada tiene que esconder lo lógico es prestarse a declarar ante el juez de manera voluntaria, lo antes posible y no esperar a que te obliguen a hacerlo. Y digo alguien pero no es el caso porque la hija del Rey es eso mismo, la infanta. Pero, es evidente, que cuando se mira para otro lado será por algo. Y es que cuando se ha caido tan bajo y encima te han pillado con todas las manos en la masa, ¿qué vas a hacer? Pues el ridículo más espantoso poniendo cara de tonta.

También es muy sospechosa la actitud del fiscal al convertirse en abogado defensor de esta malcriada y de los técnicos de Hacienda dando como buenas unas facturas simuladas y, por lo tanto, completamente falsas. Es decir, que todo lo que se le niega a la esposa del otro de los implicados ( y a cualquier españolito de a pie) se le concede graciosamente a la hija tonta del Rey. ¿Por qué será? Pues, sencillamente por ser quien es y porque siempre hay dos varas de medir: una para los poderosos y otra para los débiles.



Y mientras tanto Urmangarín, al que nunca se le ha visto tan risueño como a la infanta, sigue en libertad absoluta. Igualito que su socio.



¿Se estaría riendo la infanta de todos los que le financiamos sus despreocupaciones e ignorancias?¿Es que le ha caido alguna sanción por tener a gente ilegal a su servicio durante años?

O acaso se estaría riendo del juez Castro que ha osado imputarla en una causa tan fea como la malversación de dinero público y la colaboración con estafadores profesionales de alta alcurnia?

En cualquier caso un comportamiento nada ejemplar que unido a los recientes y repetidos errores de su padre dejan en muy mal lugar a la monarquía española.

El decrépito Rey parece una diligencia de hace dos siglos. Si de verdad quisiera a este país debería dejar de aferrarse como una lapa a un trono que ya le queda demasiado grande y dejarle paso al Príncipe Felipe para que este, si tiene pelotas, convoque a los españoles para decidir, de una puñetera vez, en favor o en contra de la monarquía. Pero claro para ello hay que ser demócrata (de verdad) y tener el valor suficiente (que uno no se lo supone) para afrontar la situación porque siempre existe la posibilidad de que el pueblo te mande para casa y se acabe el chollo de los ocho millones de euros anuales a cuenta del contribuyente. ASÍ CUALQUIERA.

Tampoco olvidemos que Franco además de imponernos su dictadura durante cuarenta años también dejó atada, por decreto, esta monarquía que ya se acerca a esa cifra. ¿No estamos en una democracia aunque sea de pacotilla? Pues pregúntesele al pueblo quién debe ser el Jefe del Estado. Claro está que el actual de ejemplar, nada de nada. Y sin ejemplaridad nadie puede ser inviolable, como dice la Constitución. Estas son cosas del pasado que no pueden encajar en el presente. ASÍ QUE PONGÁMONOS AL DÍA.


Vigo, 12 de febrero de 2014                          Fdo.: José Miguel Pérez Seijo